Un gallego estaba de turista en el Sáhara, caminando en pleno
desierto con un traje de baño. Un beduino lo miró, asombrado
y el gallego le responde:
- Voy a ir a nadar...
- Pero el océano está a mil trescientos kilómetros
de aquí - le informó el árabe.
- ¡Mil trescientos kilómetros!
Qué barbaridad, ¡qué playa tan grande!